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Carne de mi carne

Tenía los labios resecos debido a la deshidratación. Hacía ya tres días que no bebía una gota de agua y tres semanas sin probar alimento. Se sentía débil, con las extremidades agarrotadas por tenerlas durante tantas horas en la misma posición. Abrazaba el pequeño cuerpo negándose a soltarlo. Creía que, si lo sostenía con todas sus fuerzas, lograría devolverle el aliento vital que hacía días había abandonado el cuerpo de su hijo.

Todo se había ido al carajo demasiado pronto. Apenas escuchó la primera detonación al sur de la ciudad, tomó en brazos al pequeño Esteban de tan sólo tres meses y corrió al patio trasero, donde su marido había mandado instalar el refugio antibombas en vista de la inminente guerra que estaba por desatarse. Él había sido de los primeros en marchar al frente y desde hace seis meses no tenía noticias suyas. La comida se había terminado tres semanas atrás y no se atrevía a salir al exterior por miedo a lo que pudiera encontrar.

El instinto de supervivencia terminó con sus últimos vestigios de cordura. Mordió el pequeño brazo sin vida para saciar el hambre que la quemaba por dentro y, al arrancar el primer trozo de carne, un destello de luz la cegó por completo.

Los doctores arrancaron de sus manos la almohada que creía era su hijo y, con restos de tela entre sus dientes, se hundió en el dulce letargo de los tranquilizantes.

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Escritor. Es padre de una pulga atómica y huérfano de un niño que era demasiado bueno para estar en este mundo. Ateo por convicción y no por moda a pesar de la insistencia de el Diablo por acercarse a Dios, consumidor compulsivo de música y lector voraz por temporadas. Actor truncado convertido en pseudo-cinéfilo que evita las películas sin contenido, disfruta de las comedias ácidas y rehúye el cine gore. También disfruta de aquellas comedias románticas en las que todos son felices por siempre jamás (iluso). Tiene noches de insomnio involuntario, sobre todo cuando el peso de la vida le parece excesivo para llevarlo sobre sus hombros. Paciente rebelde que tiene miedo de tomarse las pastillas (cree que pueden volverle una persona cuerda). Rockstar frustrado, y escritor que vierte lo que piensa y siente en cualquier papel que se le ponga enfrente. Si les interesa conocerlo, amarlo, odiarlo, despreciarlo, etiquetarlo, felicitarlo o consumirlo, sólo tienen que leerlo.
Diseñadora gráfica e ilustradora del instituto departamental de Bellas Artes de Cali, Colombia. Creo y dibujo cuanta cosa se me ocurre y aquí se las dejo esperando que las disfruten.
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