Pareciera que lo he visto antes.
Esta sensación ilusoria de querer girar sin poder moverme. Las convulsiones focales de mi pupila interna se atraviesan en la memoria y me hacen pensar que la imagen está al revés; no es el ojo el que las voltea, siempre hemos visto mal.
El vértigo se convierte en un trastorno, ahora del oído medio. Me hace perder el equilibrio y después la orientación espacial. Es la ausencia, el miedo, la incertidumbre que me ha causado daño, pero no cerebral. Más bien he desarrollado una afección emocional. Primero vino el váguido, luego los dolores de cabeza, hipoacusia, manifestaciones vegetativas exacerbadas.
De no moverme, paso a las convulsiones otra vez y un dolor en el pecho que no para. Puedo adivinarlo, lo siento, es mi corazón que no anticipa los mareos.
La aparición del vértigo ha sido brusca, de corta duración, con sensación de giro del entorno; también falsos vértigos objetivos o subjetivos. Todo se resume a una sola cosa: he bebido demasiado, el láudano no ha sido medicinal después de todo. Tal vez si dejo de beberlo por un tiempo los mareos cesen. Tal vez… si dejo de beberlo y de pensar.