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A mi mujer de palo

Estoy cansado mujer, cansado de editar tus fotos. No sabes lo cansado que es quitarte y ponerte curvas, de dedicar mis días a dejarte la piel de porcelana y quitarte las arrugas.

«¿Me puedes quitar la celulitis? ¿Me puedes poner más senos? ¿Me puedes hacer morena, me puedes hacer más blanca?».

Estoy cansado mujer, cansado de cambiar el color de tus ojos, de hacerte más alta y más esbelta. Cansado de tus disculpas por interrumpir la cena e ir corriendo al baño para vomitarlo todo.

Estoy cansado mujer, cansado de ver como este sistema de mierda te manipula asquerosamente haciéndote creer que debes lucir como la chica de la portada.

Estoy cansado de verte triste, de escuchar como te rechazas todos los días frente al espejo y de las infinitas veces que me has hecho borrar las fotos porque te ves muy fea, aunque para mí seas la mujer más hermosa del planeta.

Estoy cansado de esperar esa sesión que nunca llega, porque siempre estás haciendo dieta para bajar de peso / para verte buena.

Quizá un día por fin te aceptes sin senos, sin labios gruesos… Quizá un día por fin aceptes que las estrías y la piel de naranja no son defecto, que las arrugas son surcos del tiempo, que la experiencia y las sonrisas son más seductoras que un par de siliconas.

Espero que llegue el día en que me digas: «sin photoshop, porfa» y entonces me quedará tiempo extra para descansar e invitarte un helado.

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Lleguemos a un acuerdo, tú me lees, yo te escribo. «Había noches en que todo el mundo estaba como esperando algo y yo me sentía como un nómada fracasado, de esos que van a todas partes sin llegar a ningún lado.» Escribo «adios» sin acento para que no suene a despedida.
Fede antes firmaba como Frederick Mosh, pero ahora que es ilustrador, regresó al mar.
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No pares, ¡sigue leyendo!

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