A todos nos toca una sola muerte, una muerte para nosotros solitos, esta es la mía, le gusta cocinar para mí y platicar conmigo, le agrada hacerse trenzas y vestir de colores. Mi muerte tiene las tetas grandes.
Quiero decirte que me siento joven,
que mi sangre está limpia y mi cara es feliz
como nunca será y como nunca lo fue.
Hoy no me preocupas. Estoy empezando a conocerte.
Te veo de frente y no me asustas, te doy los buenos días y las buenas noches
como a todos mis amigos. Te deseo lo mejor y sigo mi camino.
Me gusta venir a tu casa y ver como cocinas,
tus enormes cacerolas de colores,
tus vestidos floreados de primavera,
tus blancos camisones nocturnos que remarcan tu silueta.
Me gusta mucho venir a tu casa a platicar contigo,
hasta entrada la tarde cuando te sueltas el cabello y sales a trabajar.
Siempre me despides con un abrazo y me voy a mi casa contento
a terminar mi trabajo, a ver a mi familia, me voy cantando.
Un día me quedaré contigo, no volveré a ver a quienes quiero.
Pero no me preocupa,
ellos sabrán por lo que les cuento de ti,
que estaré muy bien cuidado.