Skip to content

Accroupissements

Quién jugará en los desiertos digitales,
las estepas enojosas,            las ventanas sin miedo.

Quién cortará los ayeres,
que bajo el carbono catorce parecen redimirnos.
El falso deseo,             el tedio de fin de siglo.
Veamos adelante de la espiral: algo luminoso que se nimba.

 

*Escrito por Cristian Celis dedicado a José Emilio Pacheco

Loading

Me enseñaron a escribir y a contar desde los tres años con ayuda de naipes, corcholatas de colores y revistas de ciencia. Mi televisión (de esas grandotas de madera ) no se veía, así que tenía que imaginarme lo que sucedía adentro, ¡oh imaginación! La poesía es como un sol, adentro, único y salvado: respirar de sus manos amigas, como de pájaros azules que se vuelan por el cráneo, pisar el pasto seco y el aroma acuarela de los mercados, decir con sus jaulas las negras olas desnudas que me toman por el brazo; el sol ondula por encima, como un pálido disco blanco enjuagado. Cuando no trabajo en mi laboratorio me gusta salir a caminar mucho y visitar el océano, ¡ah! y los efectos psicodélicos de las guitarras jaguar. Me gustan las puertas viejas y vencidas, los paseos sin sentido y el viento en la cara cuando voy en moto. No me gusta cortarme el cabello.
Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Obtuso

Alquiler

Siempre fue cuadrado y, aunque tuviera cuatro ángulos rectos, siempre le dijeron obtuso. Al menos hasta que la conoció, después de eso él…

Vergüenza familiar

Vergüenza

I Mi padre nos mira un tanto avergonzado, como si le hubiéramos fallado todos y cada uno de nosotros cinco, sus hijos, sus…

Las ajenas

Pena

Tú que te crees el más intelectual de tu círculo de amigos. Ese que no se fija en las banalidades del cuerpo humano…

Nada

Incertidumbre

Todo empezó con un pequeño moretón. La piel que cubría sus costillas se le hizo brillosa, tornasol, con pequeñas aberturas tipo branquias Eso…

Volver arriba