Skip to content

Alquiler

La marca del músculo del brazo estirado y en tensión por toda la fuerza que requiere ponerse de pie. La cabeza pesada de tanto insomnio, estira el cuello hacia abajo. Es el último momento entre el día y la noche, el último punto de silencio antes de comenzar el día. Antes de retomar la vida.

Las ventanas de la casa están llenas de huellas de grasa de los dedos. Marcan cada lugar en donde apoya las manos al acercar la cara al vidrio. Asomarse antes de retomar la vida. La marca del vaho que deja su aliento en el cristal desaparece demasiado pronto. Hace frío y hay que salir.

Abrir la puerta para encontrar el mismo camino cada día. Cada día sin retorno. Cada día retomar la vida y volver a casa por la noche. Intacto, porque el tiempo no pasa, no ha pasado. Se detiene sobre la cama, saluda al insomnio, dobla las piernas. Nada se mueve, nada se estira. La ventana tiene las marcas de sus dedos en el vidrio.

Escritora. Mar de nervios en esta carne contrahecha. Sentir, sentir, sentir. Y de ahí pensar. Y así decir. Y en todo eso vivir. Vivo colgada de la parte baja de la J en la palabra ojalá.

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Personas que quizá conozcas

Amor y amistad

Desde aquella última vez que me dejó con los labios estirados, como quien estira la mano esperando un saludo, no nos habíamos visto…

Inseminación / Hiceminación

Humo

Me succionaste en estéreo a través de los túneles de tus pupilas y no necesité ver más que tu carita de muñeca oscura…

Volver arriba