Despierta la noche, con el brillo
que enceguece en un parpadeo
el resplandor de tus cabellos, grietas en elmármol
escurriendo elixir, destilan agua de mi cuerpo
se disuelve en la marea de sediento desierto.
Fulgurantes raíces velan mis ojos, los dedos
juegan con la penumbra
se aferran
se cierran
apresan
sin asir las fibras de tu deseo, latidos capilares
fracturan las marmóreas fronteras
de aposentos interiores.
Guías al corazón del recuerdo, hilos de imágenes
llevan a tu aurífera presencia, tus senos
y muslos, purificados por el agua corriente que resbala
nace la noche blanca de tus raíces que desvelan
el soterrado y recóndito sueño.
Descenso a los misterios subterráneos, telúrico erotismo
conmociona los límites, estalla la morada del alma
y tiemblan los muros de mármol:
a naufragar.