Skip to content

Casa vieja

Eran tiempos de mucho vino, muchas drogas y mucha música. Eran tiempos donde tú y yo encontrábamos cualquier razón para robarnos la tranquilidad.

Todo funcionaba mal cuando estaba contigo, y eso se sentía bien.

Tus labios obscuros, tu ropa interior que me provocaba, tu forma de callarme la boca.

Pero todo se fue perdiendo, la música sonaba distinto, las drogas ponían distinto, el vino embriagaba distinto.

Y tus labios obscuros ya eran repugnantes, y tu mirada aniquiladora era una caricatura sin terminar.

Dejaste que el techo de esa casa vieja nos cayera encima. Dejaste tus calzones. Dejaste esos audífonos que sonaban horrible. Dejaste tu olor en todos lados.

Todo funciona mal desde que no estoy contigo, y eso se siente bien.

Escritor. Hombre bueno, de mal genio. Escribo, leo, vendo, imagino y fumo cosas.

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

El león piensa que todos

Comodidad

Su madre había muerto la noche anterior. Toda su infancia vino con ella a esta pastelería, por eso, Alea había comprado dos galletas…

Volver arriba