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Chamán

Un chamán fuma una especie de pipa. Volutas pronunciadas y grises salen de ésta. El individuo levita sobre la ciudad. Por la espalda lleva una capa color granate bordada en oro; el capuchón termina en una batuta con la que dirige al viento.

El hombre mantiene los ojos cerrados. En el antebrazo derecho lleva un tatuaje: es un coyote que aúlla con el hocico en dirección al cielo. Su rabo apunta hacia el norte meneándose como una larga llama de fuego.

Le miro de lejos. Sé que es el hechicero del urbe, el líder, el guía ciego. Un brujo que ofrece un rito a sus dioses, a los monstruos imaginarios de su muy particular desierto.

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Escritora. Participa con sus letras en el proyecto Deletéreo.
Escritor/Ilustrador. Diseñador gráfico alma vendida, hedonista de bolsillo vacío, activista de la pereza y los vicios solitarios, nacido en tierra de nadie Santiago de Cali, prosperó en la vida alegre y fue criado en modo experimental, casi como un hámster de ritmos tropicales, con la ternura y los dientes necesarios para dar un par de puñaladas de cariño y el justo pelito afelpado de la embriaguez. Cree que el juicio es una trampa, la cerveza es una dicha y el humor confunde al tiempo; cree que el dinero es para los amigos, los genitales para el viento tibio y un vaso de licor con hielos para mantener el equilibrio en cualquier ocasión que valga la pena. Dibuja desde siempre, con disciplina de borracho -tinta y mugre- y nunca termina nada, no sabe de finales ni de principios ni de la ciencia exacta del éxito. Pero sabe caminar por ahí, encontrando compinches que han iluminado las vueltas de su vida, y le escuchan sus teorías de viejo impertinente, iconoclasta y prostático, a cambio del poco tiempo que nos queda. Amén.
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