Se te dotó de ojos para mirar lo que te quede de frente.
También se te dotó de un complejo sistema de neuronas y transmisores que, conectado a tus ojos, te ayudan a mirar más allá de lo evidente.
Esa bola de carne de la que muchas veces te quejas, pero que también le da ese toque de ternura a tu cara, te salvaría de uno que otro enemigo, claro, si tan solo te fiaras de ese instinto para percibir las intenciones de quienes te rodean.
Pero esa, tu boca, de la que han salido tantas alegorías al desprecio y unas cuantas palabras que denotan afecto, no tanto para los demás si no para ti mismo, te ha traído hasta este punto.
…o tal vez sea que yo he llegado hasta este punto.
Me resultaba muy difícil pensar en tu tiranía cuando todo lo que pintas está lleno de colores y de simples pero delicadas formas.
Es sólo que te ocupas de los contrastes y no de los colores primarios.
Sólo hay que mirar directamente a tus ojos para darse cuenta de que no existe maldad alguna en tu actuar.