«Esa navaja gris te cortó la voz… se hizo cuchillo al fin»
Cuchillos – Charly García
Caminaba tranquilo, era domingo, era esta ciudad inconclusa, los árboles se meneaban con pereza, la tarde se me iba entre los dedos, los cigarrillos escaseaban y la cerveza, pesada ya, dejaba de ser una opción. Necesitaba algo más fuerte, más vigor, un aguardiente un ron un vodka un poco de ginebra con hielos. Entré a una licorera en la calle 10 muy amable y todo y, como un señor, pedí una botella de Tankeray, un vaso con hielos, un poco de limón y un paquete de Marlboro.
-Pero déme un vaso de vidrio… pues… véndamelo.- Dije con mucha seguridad.
Me senté en el parquecito soleado de siempre, debajo de un árbol que me daba cierta intimidad. Mientras me tomaba la botella y me fumaba tranquilamente los cigarros, iba desplegando y limpiando poco a poco mis 17 cuchillos y mis doce navajas que brillaban al sol muy a gusto, poco a poco, y sin embargo, su voz cortó la tarde.