Todos uniformados, quietos y calladitos en su lugar.
Martha se come las uñas. Francisco se suena la nariz. Lucía no deja de tocar su cabello. Óscar sufre de piernas nerviosas. Andrea casi se come un lápiz del número dos. Ricardo decidió mascar un chicle mientras que María se enfocó en mirar por la ventana y de vez en cuando, de reojo, la puerta.
El reloj marcaba las 8:00 de la mañana cuando, como con una ráfaga de viento, llegó la maestra Lupita con los resultados del examen final.