Ayer salí del DIF, me sacó el jefe bien emputado. Además de los 8 varos que le pidieron dice que sí me vi rependejo, que por qué no les di unos cates a los puercos, pero pues no pudimos. ‘Ora en lo que se le pasa no voy a poder salir pa’ ni madres, puro cantón y escuela, ni la chompu me va a dejar prender. Así es el jefe, dice que soy un pan de dulce.
Para empezar, cuando nos apañaron ya nos habían correteado desde Municipio Libre hasta mero dentro del Campamento. Estábamos desafanándonos unas placas chulas en las canchitas. Yo tiré un Furia bien chingón con las válvulas que el Spok armó en la San Felipe, y el Doser estaba pasando línea al puto del Jovis cuando sentí el patadón meco y a correr. Ahí luego luego apañaron al Doser… uno menos y a la verga. Lo que sí es que corrían con todo los puercos, hasta mamados estaban. Para mí que ya tenían tiempo de estarnos cazando porque se me hace raro que justo ellos nos fueran a torcer. ¡Pinches robocops!
La cosa es que yo nomás sentí cómo me pepenó de las greñas, súbete a la trulla y puro cate: nos quitaron las agujetas, los cinchos y los celulocos. Lo bueno que no traíamos toque, que si no ni la cuento. Total, estuvimos 20 horas cotorreando con otros compitas que nadie va a pagar para que salgan. Dice la jefa que la próxima sí me dejan ahí.
Pero ‘ora sí, cuando el jefe se aliviane, en corto vamos a las canchitas y me cae que voy a rayar Chinguen a su madre, pinches puercos, acá grandote, para que se les quite.