No me llamo así.
Tampoco soy la enfermedad de los sanos y mucho menos sesgo mis anotaciones a aquellos que han ganado la otra razón.
Nunca intento esconder al lobo y no me arranco la condición humana.
Cultura ordinaria
prejuiciosa
absorbente.
Decido vivir sin miedo, porque no me llamo así.
No voy a dividir mis esfuerzos.
Soy uno, desde el primer cabello hasta el último centímetro de penumbra que arrastro con mis pasos.