No me llamo así.
Tampoco soy la enfermedad de los sanos y mucho menos sesgo mis anotaciones a aquellos que han ganado la otra razón.
Nunca intento esconder al lobo y no me arranco la condición humana.
Cultura ordinaria
prejuiciosa
absorbente.
Decido vivir sin miedo, porque no me llamo así.
No voy a dividir mis esfuerzos.
Soy uno, desde el primer cabello hasta el último centímetro de penumbra que arrastro con mis pasos.
No pares, ¡sigue leyendo!
Me succionaste en estéreo a través de los túneles de tus pupilas y no necesité ver más que tu carita de muñeca oscura…
Justo a la mitad le corto un trozo, me gusta ver cómo se le escurre el jugo, ese líquido rojo que se vierte…
Caminar sin rumbo fijo era tal vez una de las cosas que más le fascinaban en la vida. Salir y agarrar una calle…
Ser conejo es fácil. ¡Chomp, chomp! No hay tragos caros, ni hangovers. No hay preguntas después de one night stand: ¿Alcancé a venirme afuera?…