Skip to content

Una línea más

Si a mí me hubieran dicho que su piel sería mi tierra, simplemente no lo hubiera creído; me hubiera resignado a mirar cada línea, cada forma de su cuerpo ilustrado con el tierno horror con que se mira la muerte.

Me hubiera resignado felizmente al hipnotismo de sus hombros descubiertos, pero usted tenía otros planes que incluían mi nombre.

Dejarla entrar a mi casa aquella madrugada fue un atrevimiento imperdonable pero ¿qué podía hacer con mi deseo? Por fin miraría de cerca aquellas líneas que tanto me intrigaban, que tantas promesas me habían contado.

Le ofrecí el sillón, usted quiso mi cama y yo la quería a usted. Me ofreció su piel iluminada y yo comencé a repasar cada imagen; quise aprenderlas de memoria, descubrir el agorero significado de todos esos dibujos, revelar el secreto como un mapa que se va mostrando a cuentagotas.

Aquella noche fue la última para mí, dicen que usted me estranguló en un trance de ansiedad.

Usted y yo sabemos que no fue así, ambos sabemos que era esta necesidad tan mía de su piel y tan suya de unas líneas más en ese camposanto de su cuerpo.

Escritor. Estudió Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Obtuvo el premio José Emilio Pacheco, en el área de poesía, así como la beca Edmundo Valadés para publicaciones independientes, en 2004, 2005 y 2009. Actualmente es editor de la gaceta de literatura y gráfica Literal, y de sus distintas colecciones.

Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

Tú y tus mañas

Carnada

Marejadas de un líquido escarlata corriendo por una línea angosta que alimentaba el interior de un cuerpo lleno de misticismo. Se despertó pensando…

El plato del buen comer

Grasa

A los seis meses, Emiliano Gael, ya comía huevito con tocino, eso y su Kinder Delice. Estaba bien bonito, mijo, con sus piernotas…

La vasija de Olena

Primero fue el texto

Olena me trajo un regalo del otro lado del mundo y con él su sonrisa de café y de tabaco. Olena me trajo…

El Cardenal

Humo

Como el humo sueña deshacerse el cardenal como un corazón en un puño y escaparse de la jaula

Volver arriba