Skip to content

Elevación

Un instante en tu mano me bastó para reconocerte.
Unos minutos en los que el frío se desvaneció y reconocí los síntomas del sosiego.
Conocí la placidez de tu compañía en nuestras largas caminatas a casa y desoí a la impaciencia del tiempo cuando no tiene certeza de los días.
Los años de saber de tu nombre se condensaron de repente.
Un momento.
El momento.
Los días siguientes transformados en besos.

He aprendido a desconocer al miedo, desde entonces. Junto a ti, mis alas se extienden en el aire con seguridad. Entendí que no somos los animales de tierra que creíamos ser:
Sólo somos.
Tú. Yo.

Y volamos en simultáneo.

Loading
Escritora. Cafeinómana, observadora, insomne. De ser trapecista caminaría todo el tiempo por las orillas.
Tras ganar su primer premio en efectivo, cambiarlo por brandy y cerveza y beberlos con sus rivales, descubrió su pasión por las letras y que la sopa en realidad sí es un buen alimento ...
Anterior
Siguiente

No pares, ¡sigue leyendo!

La tragedia del perro Lúnico

Primero fue el texto

Nadie se preocupó, lúnico que necesitaba era que lo cuidaran; nadie lo cuidó, lúnico que necesitaba era que lo amaran. Cuando nació, su…

Norberto

Pena

Norberto fue un chico muy tímido hasta que, hacía unos meses, tuvo que dar un discurso de graduación frente a todos en la…

Volver arriba