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El ocaso

Atado a la roca, Loki… Fenrir también.

¿Son las entrañas de Nari las que te retienen? Tu propio hijo, muerto entre las fauces de tu hijo. Padre de lobos: el deceso está en tu sangre.

Será tu esposa quien te procure, su fidelidad nos resguardará: a su paciencia nos debemos. Pero en la penumbra de tu recuerdo, en el aire que te recorre el hígado, pervive el deseo, el que dio al gran lobo, a la serpiente de los océanos, a la señora negra. Añoras a la que trae el dolor, la de los bosques de hierro, a la madre de horrores; que sea su deseo el que te sostenga. Y que de nuevo se entregue a ti antes de que suene el cuerno dorado.

Mientras la serpiente se derrame sobre ti, mientras el veneno se escancie, mientras Sigyn te mire y sostenga el cuenco, el mundo será salvo. Y sin embargo sé que cuando se escurra entre tus ojos, cuando te agites de dolor, cuando comience el terremoto y Fenrir rompa sus cadenas y abra las fauces hasta reventar el cielo, seremos pasto del tiempo.

 

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Escritor. Lugar común: perfil obsesivo compulsivo, pero es cierto y útil en producción editorial. Editor, traductor, corrector de estilo.
Ilustrador. Experto en tratar de ser experto en algo desde 1989. Fan del sarcasmo. Aficionado de los dibujitos desde que se enteró de que podían hacerse con un lápiz. Un día descubrió que era capaz de transformar letras, palabras e ideas en trazos y colores. Desde entonces decidió no dejar de hacerlo. Mi lápiz y el papel son más eficientes que mi capacidad de expresión oral. Diseñador Gráfico de profesión e Ilustrador en constante aprendizaje y crecimiento. Pues aquí nomás haciendo unos dibujitos.
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