Íncubos y súcubos
Escucho murmullos, quejidos, gritos, y no son fantasmas, sino otras mujeres. Yo sólo espero que él venga y se lleve lo que me queda de…
Escucho murmullos, quejidos, gritos, y no son fantasmas, sino otras mujeres. Yo sólo espero que él venga y se lleve lo que me queda de…
No se trataba de que me amaras, mis planes contigo eran otros menos nobles. Hoy me preguntas qué fue de esa mujer entercada en conquistarte,…
Si esperabas resistencia, no la hay. Me usaste de carnada para cumplir con tus caprichos y abusando de mi torpeza me has convertido en un…
Subí montañas, crucé océanos y conquisté las cavernas más profundas. Nadé en tinacos llenos de billetes de alta denominación y cedí todo a la humilde…
Laura acompañó a Juan a través de doce calles oscuras, un pequeño parque que hedía a popó humano recién hecho, dos avenidas y un puente;…
No me gustan las galletas de limón. Ni los dulces de menta. Por eso le dije que no. Pero tenía panecito de chocolate y unas…
La carnada estaba ahí esperando. Colgando de un hilito cualquiera, uno que encontró en la caja de costura. Un pobre hilo sin personalidad dándoselas de…
¿Qué tipo de marinero sería yo si aventara por la borda este trofeo? Quizás no es la mejor mujer del universo, pero mordió el anzuelo.…
Deja de mirarme así. Tus ojos están atravesando mi espalda mientras camino de regreso a casa. ¿No puedes decir nada? ¿No puedes gritar? ¿Pedirme que…
Marejadas de un líquido escarlata corriendo por una línea angosta que alimentaba el interior de un cuerpo lleno de misticismo. Se despertó pensando que había…
Mi amada que no quiere amarme. Mi vida que no puede amarme. Las seduzco a ambas. —Jack Kerouac Kareli, puerta eterna de Calakmul. Te quiero…
Suceden de noche: el hambre y —sobre todo— los apetitos. Un aroma acre se agolpa en la nariz con reclamos de atención silvestre, se yergue…
Alea jacta est Cuando cerró la puerta se dio cuenta de que se había orinado en los pantalones. El pequeño clóset olía a cobija vieja…
En las tonalidades de la noche se alcanzaban a distinguir los movimientos de su cola. Trataba de llegar a esos pasos que sus garras detectaban.…
Yo sé que tienes miedo, sé que me lees y guardas todo, sé que escondes cada cosa que te he regalado como un tesoro. Y…
Ese día había bebido mucho. Ese día supe cómo se pone cuando toma: se le ablanda el corazón y no para de hablar. Me veía…
Bailemos hasta desaparecer entre el humo de esta habitación sin ventanas. Asfixiémonos lentamente mientras esperamos la madrugada, droguémonos de besos y caricias, sintamos la humedad…