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Shots de literatura ilustrada. De nosotros para ustedes, con amor.

La guarida le da resguardo a los dos

Hombres lobo y nahuales

La ropa que dejo maloliente y sucia en el suelo la levantas con esa devoción tuya que nunca he entendido, pero que te define. Eres piedad. Tallas las manchas con una mezcla de vigor y dulzura que sólo tus manos pueden. Tallas las manchas que sabes que son de sangre, lo sabes aunque no quieras. Porque sabes lo que soy, lo que hago. Cada vez antes de salir es igual: te veo sentada tejiendo o…

LOBO

Hombres lobo y nahuales

Los ojos amarillos se envuelven en agua, se esquivan alrededor de lunas que acarician con garras de hombres ahorcados que se incendian, se duelen, se clavan, se hacen piel nueva. Por las miradas de mis huesos mis amores se van vestidas de torso, de cara, de piernas fantásticas, calientes y plateadas se sientan agitando sus relojes sin huesos. El jardín de amapolas hasta la vista se vuelve carnívoro, con vestidos azules de noche clara, repicando…

Reencuentro espiritual

Hombres lobo y nahuales

Me desperté luego de un sueño de persecución. Mis pies se entumían y el sudor frío que recorría mi rostro me indicó que algo no estaba bien. Miré el reloj, aún no amanecía. Fue imposible seguir dormido en mi cama y decidí salir al bosque, caminar. Sentir la luz de la luna en mis ojos, respirar. Poco a poco noté cómo mi corazón se aceleraba. Mi apariencia cambiaba y el tiempo... el tiempo perdió su…

Hombres lobo y nahuales

Ella lo sabe. Me ha visto sobre la barda de su casa desde hace ya unas semanas. Ella sabe que la escucho, ella sabe que la huelo. Por eso su ropa está al revés. Por eso se arma con cruces. Por eso araña el monte. Por eso todos los días busca, escarba. Para robarme los ojos, para impedir que yo siga siendo este escalofrío que traspasa su ventana. Ella sabe que en cualquier momento perforaré…

Luz absoluta

Hombres lobo y nahuales

Te veía, Jonás, yo sabía que tú eras el coyote que decían, ese que si te le quedas mirando no te deja mover, que se aferra a ti como si de lejos mordiera. El que no deja que lo caces y aplica la dentellada justa. Lo supe cuando desde la acera de enfrente volteaste a mí: tenías los ojos divinos. Eran como aquellos que aparecen en los sueños con la luz absoluta. Y no pude…

Efectos radiofónicos

Hombres lobo y nahuales

La primera vez que Rosendo Laimón devoró a un ser vivo fue después de haber sentido un coraje inconmensurable pero muy natural, tan brutal y ligero como si hubiera despedazado un pollo frito. Después de cenar y dejar a medias la taza de café que durante horas intentaba tomar, salió de casa como lo hacía cada lunes. Sin embargo, ese era un lunes diferente. Desde que puso el pie derecho fuera de la cama sintió…

El hambre

Hombres lobo y nahuales

Las sombras nacen de los troncos oscuros, como el viento de las copas; apenas la tarde se deja vencer, estiran sus dedos largos y se arrastran de los árboles, lamiendo la hierba y la hiedra: huelen a la distancia un cuerpo magro –cuerpo de niño– entre los setos. Rompen hojas secas bajo su peso, mientras se empujan hacia otro horizonte, y a su paso abandonan un olor a cenizas. Serpentean sobre el musgo de las…

De hombres lobo, mujeres y otros mitos

Hombres lobo y nahuales

A Raymunda le habían dicho que las mujeres no podían ser otra cosa más que eso, mujeres, y que su deber era quedarse en casa. Ella estaba ansiosa por salir, pues el encierro le oprimía el aura. Seguido se iba al campo a llorar su tristeza y en secreto decía que podía ver a la luna respirar. Una noche de tantas, caminó hasta toparse con los arbustos y, no muy lejos, alcanzó a ver dos…

Por y

Voracidad

Hombres lobo y nahuales

Abrázame la noche, muérdeme las llagas y los pezones, trágate mi corazón a bocados, Loba, clava tu diente ruborizado en el hombro izquierdo, en el arcano prohibido de una profecía cualquiera. Mastícame, Loba, y déjame besar la hendidura auroleada por tus nalgas. Soñé de nuevo contigo; soñé que en la calle, de reojo, nos miraban las buenas costumbres mientras nosotras nos batíamos en esta encrispación de carne viva. Nosotras, todo alas, todo tierra prometida y…

Hambre

Hombres lobo y nahuales

Sé que te conviertes en pájaro. La maestra me lo contó la primera vez que me acerqué a ella. Supo de mis sentimientos hacia ti por el simple hecho de llegar a buscarla. Tú fuiste su aprendiz favorito. Primero me enseñó a esperar, luego a confiar y finalmente a callar. Estoy acurrucada en el árbol de nuestros sueños. Pido que se manifieste mi guardián. Es de noche y hace un frío de los mil carajos…

El inquilino

Hombres lobo y nahuales

Francis Ford Coppola marcó mi infancia con su versión fílmica de Drácula: el príncipe, el empalador, el fantasma transgresor de doncellas. Desde entonces me perturbó la idea de ser poseída por algo sobrenatural, lo que fuera. Pasaron los años. Te conocí. Llegaste a mi posada una noche. Algo tenías de siniestro que no hubiera sido extraño que te parecieras a Bela Lugosi o Lon Chaney Jr. Imaginé una de esas escenas en las que un…

Vicente

Hombres lobo y nahuales

A punto de morir recordó aquella noche de luna llena: el brebaje entre sus manos, espeso y caliente, cuyo vapor se mezclaba con la brisa húmeda del riachuelo, debía ser ingerido exactamente a la media noche y antes de la doceava campanada. Los nervios, el dolor de la quemadura en labios, lengua, garganta y en la boca del estómago hicieron que se pasara por unos cuantos segundos. Saboreó, entre la mezcla, sangre y pelos del…

Fuck you Mr. Hyde

Hombres lobo y nahuales

Mi nombre ya no es importante, sólo mi condición, la irrefutable condición de poseído, de ser habitado. Recuerdo haber seguido a alguien o a algo. Seguirlo una noche silenciosa llena de espejos que yo pisaba sin reparo de mojar mis zapatos bostonianos. De pronto lo vi doblar la esquina y no pude seguirlo más. Mi cuerpo dejó de albergar sólo a un hombre para convertirse en refugio de un animal monstruoso, de un macho cabrío…

El pollo

Hombres lobo y nahuales

La casona era hermosa. La luz de la luna entraba profusa a través de los ventanales, alumbrando la olorosa duela de pino, logrando que la visibilidad fuera muy clara. La madre estaba en la cocina, su cuerpo tenía las entrañas reventadas y revueltas entre pedazos de un feto casi a término y empuñaba, aún, un enorme cuchillo. En el jardín, sumido en la belleza de los ruidos nocturnos y justo junto a los rosales casi…

Un momento por favor

Hombres lobo y nahuales

Siendo las 23 horas con 44 minutos y en pleno uso de mis facultades mentales (o al menos hasta que ese aire comience a silbar y haga iiiiiii y luego aghhh mientras hurga entre ventanas y puertas) declaro que he sido embestido por una sombra. Hay gotas de sangre en el chaleco verde que utilizo cuando voy en mi bicicleta. No obstante, desconozco si son mías o de esa fuerza que me ha dejado un hueco de horas en…

Un caso peculiar

Hombres lobo y nahuales

En la Historia natural del Hombre-lobo de Kiesklowski consta, entre muchas otras igualmente curiosas, la historia de un licántropo moderno parcialmente domesticado por un tal Dr. Larssen en la década de los 30 en la ciudad de Nueva York, el cual, según los documentos publicados en dicho volumen, respondía al nombre de Alexander Fincher en su forma humana, y a los de Alex y Buddy una vez transformado. Una de las ideas más interesantes que…

Retorno

Hombres lobo y nahuales

Regresaba del trabajo cuando vi su silueta alejándose de mi casa. Se detuvo un momento, me miró fijamente y continuó su camino. La sangre, la carne y el dolor de mis hijas y mi mujer debieron ser suficientes para calmar su hambre y prescindir de mí como presa. Un mito que se volvía realidad. Una historia que nadie quiso escuchar. Una agonía ciega que clamaba venganza. No fue fácil rastrearlo. Estuve perdido, estuve lejos, estuve…

Taxidermia de la furia

Furia

Dos cuerpos, de sus cabezas no sabemos nada. Una mujer embolsada y el desierto hirviendo su podredumbre. No pudimos salvarlo. Un coágulo nos mira desde el fondo de la cubeta. Cáncer, sí, en el seno derecho. La sangre quema, los ojos enervados y la respiración tartamudea. En medio de la sala tu cuerpo. Mejor no digas nada. Nunca había escuchado el hueco que una bala deja en medio del ruido. Te dije que te calles,…

De seducción y de vehemencia

Furia

Llegó la noche de nuestra cita pactada, aquella que premeditamos cada mes para encontrarnos solos y descubrirnos rodeados de una multitud. Decidí vestir ligeramente distinta: algo que provocara tus instintos de querer estar conmigo. Zapatos altos para estilizar mis piernas, labial carmín (ese inequívoco que no puedes resistir). Perfumé todo mi cuerpo para seducir todos tus sentidos. Llegaste a mí, te acercaste y percibí cómo caías en esa burbuja de seducción que preparé para ti…

Chingadamadre

Furia

Él siempre quería estar solo. Cuando me escuchaba decir majaderías me tomaba de los labios, con dedos suaves me acariciaba y me decía muy de cerca: “Alondrita, aquí las groserías las dicen las putas”. Entonces me daba un beso y me dejaba con un rojo incendio en las mejillas que no sé si era de vergüenza o de puro coraje. Desde esos días me hice a la costumbre de decir todas las chingaderas que pudiera…

Abismo visto desde un mirador

Abismo

En cierta ciudad es bien conocida la historia de dos enamorados cuya relación era criticada con severidad por ambas familias. Tal situación, aunada al sentimiento inenarrable que debieron tener el uno por el otro, obligó a estos amantes a tomar la decisión de arrojarse, agarrados de la mano, desde el observatorio ubicado en uno de los cerros en las afueras de la ciudad hacia el pequeño abismo que se extiende delante de aquella construcción. En…

La otra Rapunzel

Abismo

Caída desde la luna, insistía en llevar el cabello largo hasta más allá de la cintura. Más largo que el aliento y aún más que los sueños que inspiraba a soñar noche tras noche. Su cabello, sólo su cabello, prometía ya una aventura insondable, incomprensible. Como si el cabello tan largo le garantizara algo… ¿Y no era así? La piel tan lisa como uno de esos peces que no tienen escamas; y sí, era suave,…

El juego circular, las trampas

Abismo

Las puntas de los dedos, las palmas. El ojo fragmentado en un gesto de aguja y sólo algunos hechos. El recuerdo del tacto y la brevedad del frío. Los ojos entornándose, los movimientos lentos, los labios en los pliegues. Esa locura brusca, el cíclope. Una mirada ciega y por entre las ramas devorándose en un anuncio de muerte prematuro. Mirar detrás del ojo: espantos. Allá al fondo está el hambre: la púrpura, los hilos, insectos…

La espera

Abismo

Sin saber a ciencia cierta si la muerte es algo que se lleva dentro, como una bomba de tiempo sumamente caprichosa, o si se trata de un Ser que nos acecha metódicamente desde un lugar imperceptible para nuestros sentidos o si, más bien, es una salida a la que llegamos sin más opciones para la vida que desembocar en ella con el paso de los años, Julien supuso, después de dedicarle mucho tiempo de reflexión…

POLVO

Abismo

“No te condenes a la marginación”, decía mi madre consternada. Pobre de ella sin saber que desde mi nacimiento estaba marcada por una soledad infranqueable. Cuando sus brazos ya no fueron cobijo para mi cuerpo escurridizo y ya no tuvo la fuerza para detenerme, me escapé. Corriendo subí la montaña y me quedé en la cima. Miraba el mundo con deseos de abrazarlo, tomarlo entre mis manos y hacerlo pequeño, arrullarlo y cantarle. Nadie entendió…

Y al final, terciopelo

Abismo

Decían que no me asomara mucho… que al llegar allí me rodearía de moho y humedad, que mi boca se sabría a manubrio de bicicleta, que mis piernas se harían hilitos jalados por una fuerza interna emanada de la tierra, esa que llaman gravedad. Pero el aroma a tierra mojada me recordó cuando por las tardes corría por la azotea luego de que mi madre echara agua a las plantas. Entonces corría descalza y sentía…

Despedida

Abismo

Le pareció verla en medio del caos que acontece entre la vigilia y el sueño. El calor de sus manos le recorrió la cara, le acarició con suavidad un hombro. Abrió los ojos (o creyó hacerlo) y siguió la figura lívida de su esposa que cruzó la habitación con celeridad hasta esfumarse en una pared. Se volvió hacia su otro costado: junto a él estaba ella, recostada también de lado. Su brazo derecho reposaba debajo…

Antiguo, no extinto

Primero fue la imagen

El dinosaurio que camina lento –absurdo, atento y exuberante–, tenía pendiente una visita con el tiempo. Paso a paso emprendió un viaje sin regreso hacia donde las manecillas del reloj no dan vuelta. Quería viajar al pasado y, quizá, un poco más allá. Tic-tac, tic, tac. Paso a paso más lento que un segundo. Las horas se transformaron en años, los días en siglos y así pasaron los meses sin llegar a ningún lado. Tal…

Génesis

Primero fue la imagen

—Esto me recuerda otra historia. —¿Qué te recuerda otra historia? —Esto, todo. No sé. Tal vez el color. —¿El rojo? ¿No te parece un lugar común? El rojo. El magnífico rojo amoroso y violento. Rojo como el fuego que devastó Roma, como el cielo al atardecer, como las rosas en algún jardín póstumo, como la sangre del nacimiento. —No, se trata de otra cosa, mucho antes. No sé. —La espada de fuego del arcángel a…

Hoy

Primero fue la imagen

Nueve Nueve y nueve Nueve y dieciocho Nueve y veintisiete Ya puse el café Ya saqué a las perras No hay huevos Voy a la esquina Ya está el desayuno Agua caliente Mails Skype Messenger Te mandé el mail ayer ¿Así no era? Te pregunté diez veces Ya lo rehago ¿Cuándo pagan? ¿Cuánto pagan? No han pagado Ya le digo ¿Dónde estás? Puse la ropa negra Le sirvo a las perras Entro al baño Tiendo…

Cronología nuestra

Primero fue el texto

El engaño del tiempo es cotidiano, toda la información está siempre en el pasado. Un hubiera se disuelve en el aire mientras imagino cómo sería coincidir en el mismo universo, si nos querríamos más o tal vez menos o si es que nos queremos porque el espacio es una coordenada independiente al tiempo. De algún modo logramos juntar nuestros días paralelos, sabiendo que las horas en tu reloj eran más cortas y las mías, tan…

Autocombustión

Primero fue la imagen

Hace tiempo debí decirlo, pero las palabras no son mi fuerte y mucho menos cuando se trata de decirte que te amo sin preámbulos ni concesiones, sin más adornos que estos sentimientos que temo que me destruyan, que te destruyan, que volatilicen algo que ni siquiera ha tenido principio. Temo el rechazo. Temo que te alejes y que te pierdas entre sombras para no volver. Temo que mi vergüenza sea tan grande que no pueda…

Prometeo

Abismo

Siempre el fuego, como promesa que aguarda en una caja y se queda al fondo para no cumplirse nunca, como una cadena que aprieta en las bisagras del cuerpo. El fuego estaba allí, alumbrando, ardiendo en el pabilo diminuto y apasionado, con esa capacidad tan suya de prenderlo todo. Así estaba también mi corazón derruido, pendiendo del hilo con que se teje la incertidumbre. Esa que se revelaba cada amanecer con un graznido, porque en…

Escalada libre

Abismo

Las veces que estuvimos en las profundidades, en el silencio de las paredes frías. Las noches que estrellamos los gritos en cal hasta abrirnos los nudillos. Los días que nos llevaron a escoger entre caminos blancos, sintéticos, punzocortantes, ermitaños. Y los años azules: el frío siempre será el frío aunque el agua de la cubeta ya no se congelará ni se teñirá de sangre. La recurrencia de las sábanas insomnes, madrugada tras madrugada. Nuestras mentes…

Un abrazo cualquiera

Abismo

Sentada a un lado de la mesa y sólo falta estirar los brazos: cruzar ese puente invisible que hace que la noche sea más fría: invernal en cualquier época del año: pero cada día se termina y empieza otro: la continuidad de la vida: salir y ver el mundo un día con otro: solo vivir: solo vivir. Él se sienta en la misma banca del parque todos los días para alimentar a las palomas. Lleva…

Después del apocalipsis

Abismo

Fue como despertar a una larga muerte. Las noches marcaban con silencio el eclipse próximo en el que todo sería cubierto. El tiempo se perdía frente a ojos cerrados, se decía que era la verdad lo que se buscaba. Al cabo de unos años todo fue destruido: los que guardaban la memoria solían llorar en su añoranza, los pequeños no entendían la derrota y los jóvenes sólo querían reconstruir. No existía más que la promesa…

Ctónicas

Abismo

Atlas abandonado sostiene la calma en su espalda a nuestra espalda. Mejor es que no la deje caer, que se mantenga ­firme, que su mirada no se distraiga, que de sus cabellos se derramen siempre las nubes y no nos olvide. A lomo de caballo –a lomo de nube– continúa el viaje, y en este galope incansable nos rozamos unas a otras, nos ensortijamos ­­–por accidente y gana, por despecho y tristeza–, nos enraizamos en…

Caída libre

Abismo

A veces en la noche cuando todos duermen y me siento solo, prendo la luz para que me acompañe mi sombra. Entonces me doy cuenta de que mi sombra tiene alas, se desprende de mi cuerpo, da vueltas en la habitación para reconocer el terreno y así, de pronto, sin avisar, sale volando por la ventana. Yo también me aviento, siento que debo buscarla, pues sin mi sombra la luz no tiene mucha importancia. En…

Dormir extraterrestre

Abismo

Cuando se acerca la hora de dormir, mi mente comienza a atormentarme pues siempre despierto con la sensación de haber viajado a otra dimensión. Durante un periodo del sueño estoy caminando por la calle y algo me hace tropezar, caigo libre, en un hoyo negro abismal que me transporta a otra galaxia, una muy, muy lejana, mientras mi cuerpo reposa en la Tierra para que nadie sospeche de mis viajes nocturnos. Aquí está mi coraza…

Desde el respaldo de la silla

Anhelos

Esto de olvidar ropa tuya en mi casa se nos está haciendo costumbre. Al principio no me pareció más que un simple descuido, hasta una casualidad si quieres. Descubrí tu chamarra la tarde siguiente a la que nos vimos. La vi colgada en la silla en la que la dejaste. Es claro que si se quedó acá es porque, para la hora en que te fuiste, ya no tenías frío. Te dije "dejaste tu chamarra"…

Siempre al tope

Abismo

Te caes de marometa. Dos, tres, cuatro pasitos y sin más ya estás en el suelo. No hay razón para levantarte y ai vas de aferrado a que te sigan dando con todo. Como si de verdad fueras el papá de los pollitos. Y a fin de mes, suelo; entre semana, suelo; cada despido, suelo. Por más vergas que andes. Lo bueno es que de ahí no pasas. Lo malo es que el abismo no…

C L A R O

Abismo

Y me pregunto por qué no habla. «Los dioses no hablan», dice. Sus voces de casa, abismo colgado, cabeza de sangre. Conversar usa el tiempo puro donde brotan los regresos, los cuartos, las plazas, los esqueletos, los muros. Conversar afuera al tiempo puro, con dedos, con lengua. Comenzar de noche. El abismo es un claro de tiempo desnudo, un habla de borradores. Mudos, entre nuestras claridades. Vivos, al comienzo del mundo.  

Nihilista eres y en nihilista te convertirás

Abismo

Al recorrer una escondida librería en el centro, me topé con un libro anónimo titulado Breve manual de sobrevivencia para el nihilista social. Pero ¿para qué querría sobrevivir un nihilista? Fue lo primero que me pregunté e inmediatamente después, dominada por la curiosidad de lo que aquel ejemplar podría decirme, lo tomé y fui a pagarlo. Resultó que ese libro no existía en el catálogo de la librería. El librero me preguntó si estaba haciendo…

Cuerpo dispuesto

Abismo

Desde la silla te miro, sigues húmeda. Tomo la toalla para secarte y pienso que soy yo esa tela que te acaricia. Mis ganas siguen turgentes como tus pechos. Redescubro tu piel con una ansiada virginidad cotidiana, me gusta siempre tocarte por primera vez, tocarte como si fuéramos dos extraños que nos encontramos en una cita a ciegas sin más ojos que los dedos. Me acerco, pongo mis manos en tus rodillas y las subo…

El laberinto de Ariadna

Abismo

Yo sé que prometimos caer juntos. En el momento de dar el paso a la nada mi cuerpo se escurrió, miedoso y titubeante, del tuyo. Tú, con tus certezas de ser entregado al amor, con tu semblante de tragedia griega, me deslumbraste desde el primer día. ¡Este amor de tiempos sagrados no tendría asesino! Pero en aquel instante de incertidumbre para el que caminamos toda una vida, en el que sólo me pediste tomar tu…

K62f

Abismo

Sentado en la vitrina, el General mira el techo. Recuerda el día en que le informaron que la posibilidad de vida inteligente en Kepler-62f era una certeza y lo invitaron a ser parte de una misión espacial histórica. Recuerda el despegue, la bola de agua, tierra y nubes que dejaban atrás y los tres años de viaje rutinario junto a sus seis colegas. Recuerda el avistamiento de K62f, la adrenalina del acercamiento y el suspiro…

Sobreviviente

Abismo

No entiendo por qué te alteraste tanto. Ya sé que no era la primera vez que me advertías pero ¿qué querías que hiciera? ¿Que te dejara así nada más? No, no soy de esos, supongo que te has encontrado con más de un idiota que a la primera mala cara te dejaba con la palabra en la boca. Con tu cabello rizado al aire, así te recuerdo, como cuando allá afuera hacía frío. ¿Te acuerdas?…

Entrevista

Abismo

COVAF S.A. DE C.V.  SOLICITA ANALISTA DE RIESGOS FINANCIEROS CON CONOCIMIENTOS EN PROCESO DE VAR Y FACTORES FISCALES CON DOMINIO DEL INGLÉS Y FRANCÉS. CARRERA CONCLUIDA Y DISPONIBILIDAD DE HORARIO. EXPERIENCIA MÍNIMA DE 2 AÑOS COMPROBABLES. EDAD MÍNIMA 27 AÑOS. INTERESADOS FAVOR DE ENVIAR SU CV A SERGIO_RECHUM@COVAF.COM —Cuénteme, Luis… Granados, ¿cuáles son sus expectativas de esta empresa? —Mire, pues yo ahorita no… —Porque usted sabe que lo principal es el crecimiento mutuo –el “ganar…

Vacíos 19

Abismo

Los domadores de vacíos no necesitan de minerales no necesitan de ti ni de tus dientes. Un año más limpio en qué envolverse. Antes de ser casa     los vacíos se desmoronan se soplan se comen se hacen pipa y tibieza. Huecos: antes de llover, se les puede ver dibujándose y tosiéndose los vacíos que se les dan. Se quedan, se faltan . . .  se atraviesan, se llenan. Justo antes de la vuelta despedido de…

Bubble gum

Abismo

Tic tac tic tac tic tac Cruces Silencios Gritos Flores Lágrimas Cuerpos Rasguños Mordidas Pezones Llaveros Zapatos Fábricas Calles Ríos Puentes Mantas Secuestros Balas Disparos Carreteras Cadáveres Roídos Colgados Mutilados Gotas Trenes Caminos Rejas Fronteras Balazos Calibres Uniformes Tráfico Precio Oro negro Oro blanco Oro verde Cárceles Fugas Motines Macanas Escudos Cámaras Fraudes Discursos Cruzadas Pactos Incendios Fragmentos Pedazos Lágrimas Lágrimas Tic tac tic tac Al abismo A la mierda Mejor nos quedamos aquí En…

Eco

Abismo

Toda esta soledad es mía, el eco de la habitación me pertenece, ya he mojado mis palabras con tinta permanente y en la noche me cuelgo de la luna ausente, para que no llegue el día con la ausencia tuya que amanece. Toda esta soledad es mía toda esta soledad es mía mía mía.    

La Perra Mayor

Abismo

Salí de la preparatoria siendo aún virgen, pero me conocían como la Perra Mayor. Supuestamente me acosté con un maestro en el estacionamiento: nos vieron salir de la parte de atrás de su camioneta de vidrios polarizados y asumieron lo que había pasado. Yo estaba feliz de haber obtenido unos libros prestados. Después de eso los chicos me gritaban piropos en los pasillos y me buscaban para salir con ellos. Al poco tiempo las historias…

Clamavi ad te

Abismo

En torno, los árboles –formados en pelotón que perderá todas las batallas– se yerguen tejiendo un firmamento, uno que nos arropa. Bajo las nubes de hojas gozamos una plácida certeza: sabemos la distancia, probablemente nada más; lo que no sabemos es atroz tan sólo por suposición. Sabemos las sinestesias de las flores, los latidos en el corazón de los mirlos, el olor de los frutos maduros, la temperatura del deseo, la saliva de las aves,…

Reencarnación

Abismo

El pasto entre los dedos de mis patas, la luna llena que me iluminaba y el ajetreo cotidiano de mi vida silvestre me hicieron olvidarte. Convivir y formar parte de una especie distinta a la que pertenecí en aquel tiempo, cuando nos conocimos, cambió la perspectiva de mi vida pasada, como un humano. Sé que rompí la promesa de buscarte y me dejé llevar por el instinto que me rige; pero hoy todo será distinto,…

Estampas de los días que pasan

Primero fue el texto

Por fin el papel arroz está tendido, abierto y listo para llenarse con unas hebras de tabaco. El papel se deja dar forma, se deja envolver y manosear. Los dedos se pasean por un exterior recién nacido, juguetean hasta hacer ese cilindro maltrecho lleno de final del día. El cigarro está forjado y es hora de dar paso al fuego. Y es el olor del café lo que me despierta esta mañana. Me tengo que…

Abrir los brazos

Primero fue la imagen

Tú eras esa vuelta de la memoria, esa semilla que me germinaba en el bolsillo de la camisa. De tus manos me nacía el instante, aquella forma que tiene la eternidad para atraparnos. Y yo quería salirme, escapar de toda posible redención, dejar atrás ese pasado lacerante que era la melladura de tu lágrima incurable. Tú eras la sed, la dentellada en la pierna, el universo agolpado en el ojo de una aguja. Y yo…

La caída de los once

Primero fue la imagen

Tras cada encuentro queda la sensación de pleitesía bien cumplida. Elegimos que la sede no sea siempre la misma, así un domingo nos toca en casa y otro en casa de alguien más. Nos parece más abierto adorar en recintos diferentes, aunque siempre preferimos estar en casa. Pero cada domingo estamos en ello, pendientes, fervientes seguidores, disfrutando con las vísceras bien puestas en el pasto verde que hace la función del pergamino. Esta vez tocó…

Esperando

Primero fue la imagen

La pregunta es si te estoy esperando. Para cuestiones superficiales y siendo práctico, hace rato que me hubiese marchado. Hay tiempo que es impagable y realmente sería un pecado estarlo desperdiciando. Aunque siendo honesto, poseo un doctorado en eso. Al considerarlo un recurso inagotable, no me detengo a atesorarlo como se debe. Tengo la falsa y muy firme creencia de que siempre tendré tiempo para todo. Espero porque esto no es cualquier cosa. No es…

T.i.e.m.p.o.

Primero fue la imagen

Todos los días me espero. Inclino mis párpados, lanzo mi anzuelo, abandono mis pies sobre los plateados agujeros negros que nadan mis horas. Estoy hecha de un metal que no traspasa paladares. Mis manos son una esperanza opaca, tenue, diminuta. Permanece mi calidad habitual de enana roja indetectable. Observo el fondo y no encuentro la otra orilla de mi cuerpo.    

El deseo de siempre

Primero fue el texto

He decidido matarme. Ha llegado el momento de planear, con espíritu de lo posible, este asunto de darme muerte. La profunda admiración por los suicidas me acompaña desde  siempre y el convertirme en uno, paradójicamente, fue el motivo de tanto vivir. En realidad no tengo ninguna razón para hacerlo, bien podría estar loco o muy vacío pero no. Todo se ha ido, aunque en realidad nunca nada se va del todo, algo deja siempre lo…

Parasomnia

Primero fue la imagen

Dejó a un lado la escoba. Suspiró. Atravesó la puerta, la estancia y fue a sentarse en el sillón del fondo. Se buscó en el bolsillo el talismán (“Cincuenta cerillos de seguridad”) y sacó uno. Frotó, encendió, aspiró, sopló. Un banco de peces por el desfiladero blanco, dientes de león, paraguas. Uno tras otro, la caja iba vaciándose. Tenía la boca encendida por el calor, la fricción del movimiento fruncido. Se levantó. Fue a la…

Noche cerrada

Primero fue la imagen

Conservo sólo los guantes largos de mi madre. Siempre pensé que eran de raso fino, pero ahora veo que no. Siento que no. Aunque en ella eran espléndidos: sus manos se alargaban, su porte era refinado, su rostro se aclaraba y relucía como si acabara de tomar una decisión. Y yo quería verme como ella. Quiero verme así, y que mis brazos tengan esa elegancia. Me pongo los guantes, sí, y mis manos no son…

Time

Primero fue el texto

A los 18 años supe qué es el tiempo. Mi madre esperó a ese día porque si hubiera sido antes no lo hubiera entendido. Me dijo que ese secreto iba a ser mi regalo, y sin mayor preámbulo puso play. Entonces, el tiempo fue una sorpresa; la alarma de un reloj viejo al que le laten las manecillas, un aviso violento que anuncia que algo grande va a pasar, una sístole y diástole de metal…

Retorno

Primero fue el texto

No recordaba su nombre. Se me había escapado de la memoria, como toda ella. Y casualmente me la encontré. Su imagen, su presencia, me llenaron de nostalgia y me hicieron regresar a la época en la que vivimos juntos, literalmente. Aparecí en aquella misma casa, ante la pared asquerosa y llena de grasa de la cocina y el mueble viejo de la sala. Realmente estaba ahí, dando la espalda a las escaleras. Fue el día…

Él, grano de arena

Primero fue el texto

Despertó un lunes por la mañana con el lamento de comenzar un nuevo día. El trabajo agotador y las pocas emociones no lo motivaban. Fue entonces que se levantó de un jalón mientras el despertador parecía volverse loco, se cambió y emprendió el viaje a la oficina. Entre la multitud de la ciudad percibió algo extraño en el cielo: ¿vidrio? Eso parecía, como de un frasco. Nadie más lo notó, así que prefirió caminar con…

Anticipación

Primero fue el texto

Esa línea de la mano decía tu nombre, pero yo ignoré aquel presagio y enterré tus huesos en mi lecho construido con cenizas. Fue un dolor que redimió la agonía triste de todos los inviernos. La última llama que aleja a las bestias malditas de todas las noches, de todos los tiempos. Esa mano era una línea de presagios, ignoré tu nombre y enterré el dolor en mi lecho de huesos y ceniza. Redimió el…

Una lección de Historia

Primero fue el texto

Ayer es hoy y mañana: un trayecto sempiterno formado por billones de corpúsculos. Es el polvo del universo, de la evolución, de la atmósfera, y todos los organismos concluiremos nuestro acto final de desaparición como una unidad de medida. Nuestros cuerpos contados en micras. Nuestras vidas divididas en cientos de miles de micras. Desde la gran colisión universal, el polvo se ha coronado como el fin primero y último; reloj imbatible y sereno, exterminador de…

Lo relativo

Primero fue la imagen

Afuera está la señora que empuja su carrito hecho de tambos oxidados. Acumula, como todos los días, las hojas de ese árbol, el mismo que con ráfagas de viento toca con sus ramas mi ventana haciendo un chillante ruido como el de unas uñas al ras del vidrio y que por las noches se dibuja en la pared como un árbol típico de pesadilla infantil, expandiendo y contrayendo su tamaño, acercándose y alejándose de mi…

Tic tac

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Cuando eres pequeño, quieres crecer Tic tac Cuando eres mayor, te arrepientes de hacerlo Tic tac Ya de grande tu vida va muy aprisa Tic tac Tu corazón va al ritmo del reloj, te pisa los talones Tic tac Te lleva hacia la luz… el límite Tic tac Ríndete o pelea contra el monstruo del tiempo Tic tac Mientras más quieres vivir, más te acecha Tic tac Respira. Vuélvelo tu aliado Tic tac Míralo fijamente,…

Segundero

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Vos te quedaste callada, igual que hacen las personas cuando entran al ascensor lleno de espejos y nadie sabe para dónde dirigir la respiración y uno voltea al techo tratando de evadir las miradas y te encuentras con la sorpresa de que también arriba hay un espejo que te observa y que apunta a todos los escotes de las descuidadas damas. Esos momentos eternos que duran apenas unos cuantos segundos… ¿qué digo unos cuantos?, unos…

Encallar

Primero fue el texto

Por su espalda se escurre la lluvia. La placa, el golpe, siguiente: de nuevo. Mira –no se sabe si atónito o gozoso– frente a él, y sólo piensa que al otro lado de la catástrofe se asoma una sonrisa. Quizá. Vacila entre acercarse o rodear la maraña de gente. En el ir y venir de su ansiedad, se asoma como gato cauteloso, como niño inventando lentamente el universo; y tras unas manos agitadas distingue los…

Medicina para el vértigo de corazón

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Pareciera que lo he visto antes. Esta sensación ilusoria de querer girar sin poder moverme. Las convulsiones focales de mi pupila interna se atraviesan en la memoria y me hacen pensar que la imagen está al revés; no es el ojo el que las voltea, siempre hemos visto mal. El vértigo se convierte en un trastorno, ahora del oído medio. Me hace perder el equilibrio y después la orientación espacial. Es la ausencia, el miedo,…

Ciclos

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No era la primera vez que sentía que podría cortarme con la navaja de la rasuradora. Mientras me veía al espejo, imaginaba que alguna vez mi mano cobraría vida propia y se dirigiría con la navaja directo a mi yugular y que la sangre, como un chisguete a presión, haría que la pared detuviera ese instante en forma de manchas pardas. Pero la sangre no sería suficiente; comenzaría a cortar la piel de mi cuello,…

La sombra bajo el mar

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Qué cerca estuve de salvarte, de hincarme y besar tus manos. Ese año en la playa creí descubrir quién eras, creí que conmigo estarías tranquila, que no te sería ya necesario huir ni sudar de angustia. Eras tan hermosa, tan blanca y desmesurada. Tan fría. Desde que llegaste te estuve observando. Me habían advertido que ibas a descansar y a reponerte de cierta melancolía que se había tornado grave tristeza. Sin embargo descubrí pronto la…

El pajarito

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Hace unos meses desperté demasiado temprano y miré por la ventana. Había ahí un pajarito con una ramita en el pico. La dejó ahí, movió la cabeza tres o cuatro veces y se fue volando. Vivo en el octavo piso, así que pensé que el viento se la llevaría, pero permaneció ahí a pesar de que en los días siguientes llovió torrencialmente. Trabajo casi todo el día, casi siempre llego nada más a dormir al…

Juegos para las pupilas dilatadas

Primero fue el texto

El problema de una vida llena de resacas es que comienza a ser más difícil recordar lo que las provocó. Todo se reduce a caminar sin pisar las rayas del entramado espacio-tiempo. Como cuando uno va regresando de una fiesta, camina por la banqueta y juega a que los charcos y las líneas en el piso son el enemigo.    

Navegación

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Encima de mí eres tormenta, olas, huracanes, mareventos. Y yo, debajo de ti, soy un barco enorme con las uñas a la pendura, con las piernas a la deriva, con la quilla húmeda y salada. Pasas sobre mí con rapidez en verano y lenta cuando las costas están hinchadas de tintas preciosas. Bailo si me permites virar al Norte hasta topar con el malecón donde ríes, donde desembarca la raíz de un relámpago, donde abandono…

Fetiches de inocencia

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Los vio llegar desde su cuarto. Se bajaron de un automóvil deportivo y tocaron la puerta. No se quitaron las gafas oscuras hasta que ella se los pidió. Le dijeron ser los conductores de un programa de televisión sobre trastornos obsesivos y le explicaron que un familiar muy cercano a ella los contactó en un acto de manifiesta preocupación. “Nos informó que desde los cuatro años usted no puede conciliar el sueño sin un oso…

Justo después del tic, mucho antes del tac

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Ella se ha marchado. Cuando te des cuenta, te habrás quedado solo. No hay nada que puedas hacer, así que no hay prisa, quédate quieto, no reacciones todavía. Ha sonado el tic del segundero y falta un mundo entero para el tac. Congela este instante y saboréalo, porque es un momento único. La revelación cambiará tu vida, pero aún no la has asimilado y no has terminado de comprender lo que supone. En cuanto la…

Enamora/miento

Control

El sol había llegado a la era en que cuerpos, celestes y humanos, desequilibraron sus cargas negativas y positivas. Para nivelar los sentimientos, las personas se hacían incrustar chips en el músculo enrojecido de su pecho. Davo, estatura media y ojos grises, creía que chips y botones eran reminiscencias de una época en la que el alma era como una pared impregnada de ideas y sentimientos de los que ahora debían protegerse para no perder…

Salud

Primero fue el texto

Bajó el vaso. Parpadeó dos veces y recorrió con la mirada a esos que llamaba amigos. La luz de la sala se tornó más cálida. Sus orejas se encendieron con el rojo del licor. Sus glándulas salivales funcionaban a marcha forzada cuando, como una montaña rusa invertida, su ánimo de borracho se convirtió en virtud ebria. El cuerpo, ahora ligero, se transformó en contenedor de una alma curiosa, amorosa y vivaz. La lengua movediza comenzó…

La caída

Control

“La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer” -Huidobro, Altazor No es un ascenso, eso no es. Se asemeja a un salto en el vacío o a un paso que no encuentra tierra firme y es caída al abismo. Sí, ella se anuncia, mientras él se prepara para soltarse y dejarse caer. La vida no es un ascenso y la muerte es quien se anuncia. Nacemos y empezamos ya…

Contenedor

Control

Sus miradas se encontraron, un día. Ambos pusieron los dedos en su cabeza y le llamaron memoria. La invocación se les presentó en un conteneder amarillo, el mismo que les hizo pensar, durante algún tiempo, que al fin habían hallado lo que buscaban. Pero lo idealizado se fugó una noche por sus falanges distales. "No se debe señalar más allá de lo posible", se dijeron y bajaron la mirada de las estrellas. Entonces retrocedieron, casi…

Coraza en tiempos de lluvia

Control

Llovía, las manos le sudaban, la circulación de su cuerpo la recorría rápidamente. Las palabras no pueden explicar lo que sintió al escuchar el teléfono, contestar y escuchar su voz. Permaneció atónita. La respiración se aceleraba y ella no hacía más que recordar cómo hace unas horas él dio por terminado el amor. —¿Hola? Ella prefirió no hablar, controlar sus emociones, en silencio perpetuo. Depurar los sentimientos y dejar volar al corazón con la lluvia…

Las malas noticias

Control

Se retorcía de dolor, se apretaba el vientre como si todo en la vida dependiera de aquel momento, de aquella irónica encrucijada. Estaba seguro de que todo empezó aquella noche en la que se burló del pedo del vecino. Al principio no notó nada, pero después se dio cuenta de que con cada flatulencia suya alguien moría. Sucedió que dejó escapar un sonoro pedo que retumbó en la casa, se rió del gusto, prendió la…

No hizo falta

Control

Acerqué mi oído al vaso lleno de cerveza helada que espumeaba como un perro con rabia y empecé a escuchar el burbujeante mar de su interior. Un eco lleno de calma satisfizo el vacío de mi ansiedad. Al primer sorbo todo empezó a tener sentido: la vida, el amor, el mundo mismo. Pude sentir la efervescencia dorada que hacía las veces de estrellas y las veces de globos llenos de color bailando alrededor de mi…

Concierto

Control

Las cuerdas se tensan, su entramado escribe sobre mi piel; la presión en el cuerpo tiende a cambiar el miedo. De los hombros parten y cruzan mi pecho en nudos, mis costados son un mapa, mi espalda está cuarteada de tiras. Estoy envuelta en el nudo que él tejió en mí. Me pongo la gabardina: el frío delicado es excusa suficiente para ocultar esta segunda piel, más suave, más amplia. Soy un texto que no…

No, por enésima vez

Control

¡Vuelve a tocar esa canción! Una voz en off parecía comandar la función de esa noche. En cabina daba la impresión de que esa frase rebotaría en ecos sin sentido. Era de esos días malos en los que las ventanas cerradas y una luz parpadeando eran la muestra de que el ver la misma escena una y otra vez habían agotado su paciencia, su sincronía.  ¡Que le des replay!  ¿No entiendes? Ese mandato había cambiado…

Caminar de necios

Control

Nunca hemos llegado a ningún lado, esa es la verdad. Caminamos siempre la misma tierra pero al parecer ninguna nos pertenece, de ninguna venimos. Nadie se acuerda ya de cómo fue que sucedió, de cómo y por qué iniciamos este éxodo sin sentido, este andar sin destino y sin rumbo. Se comenta que la culpa la tuvo un ancestro. Dicen que apenas era un joven cuando convocó a los pueblerinos para convencerlos de que debían…

La bestia

Control

Siendo muy niña, la conocí. Llegaba inesperadamente y me tapaba ojos, boca, nariz y oídos, dejándome en la oscuridad, silencio y ahogo más absolutos.  Era una bestia descomunal: vengativa y destructiva pero, sobre todo, siempre inesperada. Tuvo que pasar mucho tiempo para que aprendiera a detectar su presencia. Poco a poco empecé a notar detalles mínimos que antes no lograba ver pero que daban indicios de su amenaza. La maldita bestia me tuvo cautiva de…

Madre de los Fragmentos

Control

Las gotas de rocío no terminan de caer o evaporarse. Ingrávidas semillas, de cada una nace una palabra nueva que nadie conoce ni conocerá más que en fragmentos dentro de los sueños o de la locura. Se van desvaneciendo en el tiempo como hojas secas o como recuerdos de la infancia. Y tú ríes. Y tú lloras. Y tú miras lo que has hecho. Entre tus manos de tierra, a través de tus ojos ciegos,…

100% orgánico, alimentado con el estrés de verte salir

Control

Y es que tú ibas muy rápido siempre. Siempre nerviosa, como buscando algo, tan inquieta que nunca logré abrazarte. Y eso es lo que quería, abrazarte, pero esas ganas incumplidas, esa frustración se me convirtió en una molestia. Y entonces ya sólo quería agarrarte. Tomarte con fuerza, apretarte y tenerte. Y si supieras que hubieran bastado un par de minutos para saciarme. Pero nunca lo supiste... tan rápido que ibas siempre. Le dije a Caro…

Niño Santo

Control

Cuando lo sentí fue como si el mundo se ralentizara a mi alrededor. Todo se movía tan lento que las imágenes parecían congeladas, atrapadas en instantes en los que miles de sentimientos y sensaciones bailaban por toda la atmósfera abriendo infinitas posibilidades, destellos de otros universos. Tomó el control por completo. Primero vi que instauró su régimen por un tiempo indefinido, un tiempo sin tiempo en el que nada parecía ceñirse a las normas que…

Instrucciones para dejar de llorar

Líquido

Cuando comience el fin de esos tres minutos que parecieron eternos, empieza a limpiarte las lágrimas y los mocos. Quítate de la cara los últimos signos de compungimiento. Luego dejarás –casi automáticamente– de dirigir la atención a ti mismo. Destapa tu rostro, ya casi terminan esos tres minutos, seis meses u ocho años. Llora todas las lágrimas lo que puedes llorar, deshazte de ellas. Respira. FIN [Al Exmo. Cronopio, por enseñarme involuntariamente a dejar de…

Ojalá

Control

Ojalá se me acerque este mancito y me eche los perros pa' decirle que primero se coma un chicle y se arregle los dientes. Ojalá este tipo me tocara la nalga pa' darle un rodillazo en los huevos y escupirle mientras se revuelca en el piso del metro. Ojalá venga el doctorcito y se pase de listo pa' decirle que tiene manos de vieja y verga de infante. Ojalá me mire este viejo verde pa'…

Sin título

Control

Creo que debí haber muerto hace años, cuando mi muerte hubiera resultado mínima, insignificante, vacía, silenciosa, anónima, olvidable. Debí haber muerto cuando todavía nadie se había alimentado de mis pechos. Lo sabía. Sabía que cada titubeo con la navaja me volvería eterna, que cada despertar agónico le dejaría libre el camino a la existencia. Debí morir antes, cuando todavía no existían para mí los otros, los testigos, cuando no había más manos que mis manos,…

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